Hécate-
¿Parezco irritada?
¿Y no tengo motivos, brujas insolentes
y temerarias? ¿Cómo habéis osado
comerciar con Macbeth y traficar
en enigmas y asuntos de la muerte
mientras yo, vuestra maestra en sortilegios,
artífice secreta de los maleficios,
no fui ni convocada a ejecutar mi parte
ni tampoco a mostrar nuestro arte en todo su esplendor?
Y lo que es peor, todo lo que habéis hecho
fue por un hijo caprichoso, malvado
y violento, que al igual que muchos
por sus fines procura; nunca por los vuestros.
Poned ahora remedio; así, partid
y a las cavernas de Aqueronte
venid para buscarme con el alba, que allí él
para saber de su destino ha de acudir.
Preparad vasijas, los conjuros,
vuestros filtros y todo lo demás.
Me vuelvo al aire, que he de emplear la noche
en un fatal y trágico designio. Grandes cosas
habrán de urdirse antes del mediodía.
De la curva de la luna pende
una gota que exhala hondos misterios
que yo he de recoger antes que caiga
a la tierra, y destilada por los filtros mágicos
hará surgir espíritus artificiales
con la fuerza debida a su ilusión
que le conducirán hacia su ruina.
Despreciando el destino, se reirá de la muerte,
llevará su esperanza más allá del temor, sabiduría y gracia.
Vosotras lo sabéis: la confianza
es para los mortales la peor enemiga.
(Música y una canción)
Me llaman, ¿no lo oís? Ved, mi pequeño espíritu
está en su densa nube, y ya me espera.
(Cantan dentro: *Ven y síguenos, ven*.)