¡Alarma! ¡Ya llega, ya ha llegado! ¿Quién? El fantasmagorante, el cortahilos, el comevivos, el deshuesado, el histrión de los últimos días, el maestre de cataclismos, el ordenador del Gran Repalo, el dueño de los gusanos, el desinflador de las panzas, el descuartizador fatídico, el asfixiador, el carbonizador, el pulverizador, el guillotinador, el carbonizador, el desollador, el desmusculador, el triturador… Llega aquel a quien nadie espera. Acudid, contemplad, admirad… Tomad asiento… A medianoche el teatro arderá, estallará, se hundirá, ¡y no habrá nada más grandioso!… Venid, jóvenes y viejos, sabios y locos, ricos y pobres, débiles y poderosos, malos y buenos, hermosos y feos, maliciosos y estúpidos: podéis traer provisiones y objetos piadosos. Venid a ver lo que nunca se ha visto y no se volverá a ver. Sólo se representa una vez. Venid con vuestros remordimientos, vuestras reliquias, vuestros testamentos, vuestros orinales, vuestros oros y vuestras platas. ¡Ha llegado! Que se diga. Sonáos, limpiáos. Vamos a empezar. Empezamos. Acudid y confundíos fraternalmente en el valle del Terror. Hay lugar para todos, hay igualitariamente lugar para todos; no habrá primeros, ni últimos, os lo garantizo. ¡Alarma! ¡Ha llegado!… ¿Quién?… El amacabrante, el paseante, el maloliente, el desarmante, el afligente, el espantante, el defragrante, el descuartizante, el refrigerante, el descomponiente, el suprimiente, el resquebrajante, el engullente Nekrozotar que os va a meter en su bolsón de marionetas, o sea en su molinillo de salchichas: Nekrozotar, único, único en su género, infalible, con referencias increíbles, el del dedo prodigioso, el del record imbatible! Que levanten la nariz los incrédulos, los escépticos y la gente de mala fe: verán su insignia. ¡Pero otras maravillas se verán antes de que sea medianoche! … ¡Alarma! … La representación va a comenzar…
¡Oh dolor! ¡Oh estupor! ¡Nuestra carne se hiela, nuestro pelo se eriza. ¡Desgracia sobre nosotros, desgracia! ¡Gran Macabro, compasión! ¡Mira nuestra confusión! Con frecuencia deseábamos tu venida.