El duque de Ferrara en «Mi última duquesa» es la encarnación del orgullo y la posesión que se verbaliza a través de su actitud y su colección de cuadros. Robert Browning elige la mejor forma de presentar al Duque auto-representativo a través de su Monólogo Dramático del que fue padre. La contratación de Fra Pandolf y Claus de Innsbruck, dos escultores imaginarios, la colección de cuadros, la fama del «nombre novecientos», Neptuno domando a un caballo de mar, todo ello representa su orgullo y su actitud controladora.
Al Duque le gusta más el cuadro de su última Duquesa que el de ella cuando estaba viva, ya que ahora tiene pleno control sobre su retrato. Puede descorrer la cortina y disfrutar de su sonrisa cuando quiera. Quería que sonriera sólo a él y no lo toleraba con nadie más. Pensó que su fama de «nombre novecientos» debería hacerla más feliz. Pero era corriente y sonreía con la presencia corriente de cualquier persona corriente. Su corazón podía alegrarse con cualquier cosa común. No distinguió entre los adornos del duque, «la caída de la luz del día en el oeste», y el «ramo de cerezas» de «algún tonto oficioso».
El duque no quiso rebajarse a corregirla, sino que dio la orden y «todas las sonrisas se detuvieron a la vez». Su retrato está «vivo», pero cuando vivía no era más que un objeto de vergüenza para el duque. Como duque no amó a su duquesa, más bien dio órdenes que reflejan su falta de corazón. Consideraba a la Duquesa como un objeto de posesión y esperaba que no siguiera a nadie más que al Duque.
Por supuesto que tiene sensibilidad estética y amor por el arte. Describió al enviado todos los detalles de «la depthe y la pasión de su mirada seria» de su duquesa. En el piso de abajo del Duque hay una escultura de Neptuno domando a un caballo de mar que no expresa más que la mentalidad domadora y controladora del Duque. Es lo que deseaba el Duque y es lo que deseará él también.
El Duque también tiene posesividad y se manifiesta con su expectativa indirecta de dote por parte del Conde. Dice «por su bella hija», pero en realidad es por ella misma. Su sentido del orgullo es que él es el Duque, no el vulgo. Su sentido de la posesión consiste en que cree que todo el mundo está bajo su poder y mando.