SOBRE EL DA

NIUJIN, hombre de largas patillas y sin bigote, vestido de un frac viejo y deslucido. Tras hacer una entrada majestuosa, saluda y se estira el chaleco.
NIUJIN.-¡Muy señoras y muy señores míos!… (Se atusa las patillas.) Habiendo sido invitada mi mujer a hacerme dar una conferencia con fines benéficos sobre un tema popular…, he de decirles que, por lo que a mí respecta, el asunto de esta me es indiferente… ¿Que hay que dar una conferencia?… Pues a dar una conferencia… No soy profesor, y estoy muy lejos de poseer la menor categoría científica; pero, sin embargo, hace ya treinta años que trabajo de un modo incesante, y hasta con perjuicio…, podría decir…, de mi propia salud, en cuestiones de un carácter puramente científico… Incluso escribo artículos científicos o, al menos, si no precisamente científicos, algo, con perdón de ustedes, que se asemeja mucho a lo científico. Justamente, en uno de los pasados días, compuse uno larguísimo, que llevaba el siguiente título: «Sobre lo dañino de determinados insectos»… A mis hijas les gustó mucho… En especial, la parte dedicada a las chinches… Yo, sin embargo, después de leído lo rompí… Después de todo, y se escriba lo que se escriba, no puede uno prescindir del uso de los polvos persas… Por tema de mi conferencia de hoy he elegido el que sigue: «Sobre el daño que el tabaco causa a la Humanidad». Yo soy fumador…, pero como mi mujer me manda hablar de lo dañino del tabaco…, ¡qué remedio me queda!… ¡Si

 

Costumbres estúpidas

Es incrible la cantidad de costumbres ridículas, estúpidas, molestas, que ha adquirido el ser humano a lo largo de su evolución.

Cada mañana, veo a la gente correr cuando la puerta del autobús ya se ha cerrado y agitar su mano (claro, el huracán que provoca este movimiento detendrá seguro el vehículo), mirando el reloj cada tres segundos para comprobar nuevamente que llegan tarde de nuevo a trabajar.

Especialmente molesto es el hábito de entrar corriendo en el vagón del metro y pararse. ¡Ah! Yo estoy dentro, tu te jodes… – Uy, perdona, ¿que no puedes entrar tú también porque me he parado en medio de la puerta y empiezan a cerrarse? Lástima… Podría entrar un poco más, porque hay espacio de sobra, pero eso implicaría sentido común.

 

El perro - monologo Antonio Gala

Autor: Antonio Gala Obra: Monologo del perro Resumen: Monólogo sobre el abandono

 

teatro 2000

Monólogo enviado por el usuario «moskito» que trata sobre el mismo teatro y los actores comediantes

 

EL MIMO DESCUELGA DE LA NOCHE AZUL

EL MIMO DESCUELGA DE LA NOCHE AZUL
(El hábito de la guerra viste al monje)

Silvia Banfield ([email protected])
RESUMEN: Monologo periodístico

 

Monologos de la maga. Pequeños monologos imaginarios

Autor: Irene Zade Obra: Monologos de la maga, escritos en 1990Resumen: Monologo sobre Jerusalen