¿Qué es un monólogo?
Un monólogo es un largo discurso de un solo personaje en una producción teatral, cinematográfica, televisiva, standup… Los monólogos pueden dirigirse a otros personajes de la escena, o pueden ser un personaje hablando consigo mismo o con el público. La palabra monólogo se compone de las raíces griegas para solo y hablar, y es la contrapartida de la palabra diálogo, que viene de la palabra griega para conversación. Aprenda más sobre cómo escribir un gran diálogo en nuestra guía de cómo hacerlo aquí.

Los monólogos tienen un propósito específico en la narración: dar a la audiencia más detalles sobre un personaje o sobre la trama. Usados con cuidado, son una gran manera de compartir los pensamientos internos o la historia de fondo de un personaje o de dar más detalles específicos sobre la trama.

Los monólogos dramáticos son un dispositivo literario que se ha utilizado desde el antiguo teatro griego – hoy en día, son una herramienta común en las obras y películas modernas.

Las 3 Cosas más importantes cuando empiezas a escribir un monólogo

La escritura de monólogos no es sencilla ni incluso para los guionistas más experimentado. De hecho, los guiones de monólogos deben ser escritos con especial cuidado y moderación, de lo contrario pueden aburrir rápidamente a los espectadores y no contribuir en nada al personaje, la historia o a la trama. Hay varias consideraciones clave que deben tenerse en cuenta al escribir un monólogo:

1) La historia de fondo: El personaje.

Se supone que los monólogos revelan detalles importantes sobre un personaje o la trama. Es esencial que hayas desarrollado el personaje hablante y una trama detallada para que habiten, incluso antes de empezar a escribir. Esto ocurre incluso en los monologos cómicos donde el personaje suele ser el mismo cómico. Los monólogos ayudan a informar a la audiencia sobre los rasgos del personaje y los eventos pasados. Este trabajo va a ser la base para conectar con el público y así poder emocionarlos o hacerlos reir.


2) La motivación del personaje.

En la vida real, la gente no hace monólogos a menos que tenga una razón. De la misma manera, cualquier personaje que haga un monólogo en una obra, escena o película debe tener un propósito para ello. ¿Porque estas contando esto?

3) La voz del personaje.

Los escritores novatos pueden estar tentados a usar los monólogos como una forma de mostrar sus habilidades de escritura; sin embargo, hacer esto sacará rápidamente a los espectadores de la historia. Hay muchos tipos de monólogos que un escritor puede explorar, pero los monólogos deben sentirse naturales e invisibles en su historia, lo que significa que deben ser contados con la voz y el punto de vista de su personaje. Usar un lenguaje que suene auténticamente como su personaje es la base de un buena escritura, y ayudará a crear un monólogo efectivo.

¿Cómo escribir un monólogo?

PENSA COMO UN PROFESIONAL

Los buenos monólogos están estructurados como las buenas historias: tienen un principio, un medio y un final. Este ritmo, una construcción y una resolución, es crítico en las historias largas, porque sin él, las historias pueden volverse monótonas y rancias. También esta estructura es importante si estás construyendo un bloque dentro de tu monólogo cómico.

En definitiva, todo buen monologo sigue la siguiente estrcutura:

– El comienzo.

En la vida real, la gente no empieza a contar una historia sin una razón; normalmente empieza a hablar en respuesta a algo que se dijo o a algo que pasó. Cuando escribas, intenta hacer la transición a un monólogo sin problemas con tu primera línea. Incluso la línea inicial «Estaba pensando en algo que dijiste ayer» es una forma fácil para que un personaje empiece un monólogo.

– El medio.

La mitad de un monólogo puede ser la parte más difícil de escribir, porque los espectadores comenzarán a aburrirse durante los largos discursos; es vital para que sus monólogos no sean predecibles. Hacer pequeños giros y vueltas en la narración, desde los detalles interesantes de la trama hasta las formas únicas en que el personaje los describe, para mantener el monólogo fresco y atractivo.

– Fin. Cierre o remate del monólogo

Es común que los monólogos, especialmente los destinados a convencer a otro personaje de que haga algo, terminen con una rápida declaración de significado, un remate o una conclusión. Sin embargo, no se dé demasiada importancia a la explicación al final del monólogo; esto puede hacer que se sienta superficial o poco interesante. En su lugar, confíe en que sus lectores obtendrán el significado por sí mismos.

4 consejos para escribir un monólogo de éxito

La mejor manera de escribir buenos monólogos es practicar.

Cada monólogo que escribas te ayudará a mejorar para el siguiente. Aquí hay algunos consejos extra para empezar:

1) Use los detalles.

Los monólogos escritos completamente en lenguaje general son normalmente olvidables – los espectadores necesitan detalles concretos para agarrarse y recordar. Sale y pimiente sus monólogos con imágenes vívidas (cuando tengas dudas, piensa en los cinco sentidos) para hacerlos memorables.

2) Manténgalo conciso.

Los monólogos no son algo que se use para llenar el tiempo en un guión, así que cuando escribas un monólogo, hazlo lo más corto posible. Esto no significa que el monólogo tenga que ser corto, sino que debe dedicar tiempo a editar e identificar lo más importante. Cuanto más enfocado esté tu monólogo, más poderoso y memorable será para tus espectadores.

3) La colocación es clave.

Los monólogos son herramientas de escritura muy potentes, y demasiados de ellos demasiado juntos en una historia cansarán rápidamente a los espectadores. Limítese a la menor cantidad de monólogos posible, y espacielos en su historia para que no se repitan. Esto ayudará a que cada monólogo brille y evitará que la audiencia se aburra.

4) Lea y vea más monólogos.

Los grandes monólogos se inspiran en otros grandes monólogos: cuando esté atascado, busque otros ejemplos de monólogos para volver al camino. Si está escribiendo un monólogo dramático (o incluso cómico) William Shakespeare siempre es un buen lugar para empezar (por ejemplo, después de leer Hamlet, mira en Sueño de una noche de verano y Romeo y Julieta).

 

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